La diversidad sexual como categoría engloba a todas las identidades y pone el énfasis en los derechos de las personas a vivir su vida de acuerdo a su propia subjetividad y, también, evidencia la versatilidad, la movilidad, la transitoriedad del género para dejar, únicamente, a la persona sujeta de derechos más allá de cualquier consideración.
“Este concepto pretende reivindicar que las expresiones de la sexualidad son diversas, es decir, que existen muchas y diferentes posibilidades. Este concepto es contrario a la tradicional dicotomía hombre-mujer y a la heteronormatividad, según las cuales las personas debían ser clasificadas necesariamente como hombre o como mujer, asumiendo que todas las personas eran heterosexuales y que lo que estuviera fuera de dichas expresiones era patológico, por lo tanto considerado enfermedad. Los movimientos de diversidad sexual han posicionado las siglas LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex) para mostrar la diversidad de expresiones y vivencias de las identidades y orientaciones sexuales, particularmente de aquellas que tradicionalmente no han sido reconocidas. Sin embargo, el concepto de diversidad sexual no hace referencia solamente a las orientaciones sexuales homosexuales o las identidades de género trans; la heterosexualidad y las identidades coincidentes con el sexo al nacer (es decir, aquello que tradicionalmente ha sido considerado “normal”) también forman parte de la diversidad sexual, pues este paradigma pretende trascender la dualidad normal-anormal, a comprender que todas las expresiones son válidas” (Costa Rica. Ministerio de Salud, 2016, pág. 20).
Por estrategias de lenguaje entendemos las diversas posibilidades de las que podemos echar mano para evidenciar un posicionamiento en el texto. En el marco de la política lingüística de la Universidad de Costa Rica, las estrategias hacen referencia a posibilidades que nos da el lenguaje para evidenciar que la institución apoya políticamente la inclusión de todas las personas sin discriminación por género. Existen diversos tipos de estrategias (lingüísticas, textuales y discursivas) que no se limitan a las palabras; también se tienen en cuenta otras formas de construcción del significado, como las imágenes y los videos que forman parte de un texto.
Es una de las cuatro principales características de la sexualidad humana. Por decirlo de forma sencilla, la expresión de género es el aspecto, lo que los demás creen que somos a partir de nuestro aspecto, la expresión de nuestro sexo e identidad, la forma y manera de expresarnos, los gustos y la forma de comportamiento que se espera que tengamos, que se impone y que nos imponemos. Tenemos la expresión de género masculino, la expresión de género femenino y tenemos las personas andróginas cuya expresión de género es una mezcla, que puede ser variable, de las dos. (Tomado de: https://www.moscasdecolores.com/es/glosario-lgbt/expresion-de-genero/)
“Se refiere a las identidades, las funciones y los atributos construidos socialmente de la mujer y el hombre y al significado social y cultural que se atribuye a esas diferencias biológicas” (CEDAW, 2010, p.2).
“La identidad de género es la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo” (ONU, 2013, p.3).
Lenguaje inclusivo de género y diversidad sexual (LiGD) es aquel que expresa y visibiliza, de forma oral y escrita, a todas las personas, con independencia de su identidad sexual, mediante el uso consciente de las herramientas del lenguaje en el marco de una planificación lingüística en la UCR
El masculino genérico expresa la utilización de género masculino como referente extensivo, es decir, para mencionar tanto a quienes pertenecen a ese género, como a toda la especie sin distinción de este; por ejemplo, se utiliza un sustantivo masculino para hacer referencia a un grupo de personas donde puede haber tanto hombres como mujeres y personas no binarias. Desde las primeras nuestras sociabilizaciones en el sistema educativo, escuchamos a docentes decir frases como: “salgan todos a jugar”, “vamos todos al comedor”. Y esto aunque parezca inocente, crea en muchas niñas confusión de si son incluidas en esas actividades o son exclusivas para sus compañeros.
El empleo del masculino como genérico, puede generar ambigüedades que entorpecen la comunicación, ya que inducen a imaginar referentes masculinos y con esto perpetuar la invisibización de personas no binarias y mujeres, que a su vez contribuye a la construcción de las percepciones y autopercepciones de las personas, y en este caso, siendo desfavorable para toda aquella que no se identifique con lo masculino.
Cuando nos encontramos textos en los que se hace mención a los teóricos, frecuentemente vamos a asociar esta referencia con lo masculino, es decir, un grupo de hombres que teorizan sobre algo, aunque en realidad puede tratarse de un grupo compuesto por dos mujeres y dos hombres, o incluso tres mujeres y un solo hombre.
Nos resultaría extraño hablar de las teóricas, aunque en el grupo la mayoría de personas sean mujeres, pero ¿por qué no ocurre igual con la utilización generalizada del masculino? Debido a convenciones lingüísticas aprendemos a que lo femenino no engloba lo masculino, en ese sentido lo femenino siempre queda subordinado a la aparición de cualquier ente masculino, aunque este no sea mayoritario. Esto refuerza de manera sutil actitudes y comportamientos sexistas, donde lo que no es masculino, no es nombrado y queda a la sombra de la interpretación
La expresión “misgendering”, muy comúnmente utilizada por personas trans e ínter, es un anglicismo cuya traducción literal significa: equivocarse de género.
¿En qué contexto utilizamos dicha expresión?
Se utiliza cuando al hablar de una persona y/o al hablar con una persona, le asignamos un género de forma incorrecta. Es decir, al tratar a una persona con un género que no es el suyo. Esto se traduce en utilizar pronombres incorrectos y/o terminaciones con connotación de género incorrectas.
Los ejemplos más comunes incluirían tratar en femenino a personas transmasculinas o tratar en masculino a personas transfemeninas, pero también tratar a personas no binarias que utilizan género neutro al hablar de sí mismes con género masculino o femenino. (Encontrado en: https://transeducando.wordpress.com/2016/11/14/que-es-el-misgendering/)
Hace referencia a “la capacidad de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género, así como a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas” (Principios de Yogyakarta, 2007, p. 6).
“El patriarcado es una ideología. Como tal, es un sistema de creencias y valores. Es una forma de entender y organizar el mundo y las relaciones de las personas entre sí, y de éstas con la naturaleza. Se estructura como un sistema u organización social que ha institucionalizado el dominio masculino sobre las mujeres y la sociedad en general” (Hernandez Barrantes, 2016, pg. 7)
Una política lingüística es una medida que busca intervenir sobre usos lingüísticos de una comunidad (Cooper, 1997).
Sexismo en la academia es un modo de nombrar a las particulares prácticas que adopta el sexismo social cuando se da en el marco de la convivencia universitaria.
Las prácticas discriminatorias por razón del sexo son sexistas y toda práctica sexista es discriminatoria. El abanico de posibilidades del sexismo es amplio, siendo difícil, muchas veces, su comprobación. Las prácticas sexistas pueden ser de índole simbólico o no y pueden llegar a convertirse en acoso sexual o en discriminaciones y faltas de respeto abiertas.
El sexismo es una práctica patriarcal que discrimina esencialmente a las mujeres, y abarca todos los ámbitos de la vida y las relaciones humanas. Implica además, un sistema de creencias donde lo que hacen y piensan los hombres es establecido como “la norma”, y con esto contribuye una jerarquización entre los sexos. Calvo (2012)
El termino sexismo lingüístico refiere a la discriminación mediante un tratamiento diferenciado del lenguaje para referirse a alguien en función de su sexo.
En una sociedad donde las mujeres y personas que no se identifican como hombres son socialmente minorizadas, el lenguaje es un mecanismo más que da cuenta de esta discriminación sistemática, y que tal y como se señala Alario “excluye del proceso de representación simbólica que pone en funcionamiento la lengua”, es decir, donde lo que no se nombra no existe.
Consultar:
http://www.juntadeandalucia.es/iam/catalogo/doc/iam/2002/213.pdf
https://www.urukeditores.com/libros/terminologia-feminista/