Reseña y fotos del evento «Análisis interseccional de la diversidad étnica, sexual y de género en las elecciones 2018: desafíos y acciones para Costa Rica»
Por Ana Beatriz Peralta Córdoba
En la segunda convocatoria del 2018 a los Debates sobre feminismos, se contó con la participación de Karla Scott, Zulay Martínez y Dayana Hernández, quienes desarrollaron sus intervenciones en el marco de un análisis interseccional de las elecciones 2018 a través de experiencias, vivencias y perspectivas en cuanto a la diversidad étnica, sexual y de género, para plantear los desafíos y acciones para Costa Rica.
Karla Scott expresó sus inquietudes en cuanto a la construcción y reproducción de estereotipos alrededor de la cultura afrocostarricense. Desde ahí, ella ha partido para accionar de forma estratégica, a través de su blog Mi vida afro y de su cotidianeidad, sobre las representaciones tan poco historizadas y contextualizadas que la sociedad costarricense tiene sobre su cultura. Plantea entonces, que el aporte cultural afrocostarricense sigue siendo invisible y revestido de una doble moral donde se le reconoce cuando es conveniente y se le silencia cuando no. En ese sentido, al analizar los planes de gobierno de las elecciones recientes, se dio cuenta de la poca o nula presencia del interés político en la cuestión. Esto, así como la homogeneización que se hace de las personas afrodescendientes y específicamente de las mujeres afrodescendientes refleja, para Karla, la prevalencia del racismo en Costa Rica y en su dinámica política.
Zulay Martínez, colocó sobre la mesa una reflexión crítica y amplia sobre el devenir de las elecciones 2018 en cuanto a sus complejidades, haciendo un llamado a “desmoralizarse y pervertirse” con respecto a los procesos electorales, para lograr entenderlas y entender así, cómo se ejercen en ese devenir, violencias interseccionales sobre los cuerpos. Zulay plantea que los derechos humanos, en estas elecciones, fueron una herramienta canjeable y utilizada a conveniencia de los representantes de los partidos políticos para legitimar sus posiciones y su atractivo moral político, en espacios de discusión donde lideraba el discurso conservador y se pactaba qué discutir y qué no. El racismo y el clasismo, en esos espacios, se trasladó al accionar de grupos organizados que bajo la consigna de llevar la información a lugares y poblaciones vulnerables (con personas “ignorantes” como muchas y muchos las llamaron), olvidaron que lo necesario en el contexto político, y no solo electoral, es educar. Se reprodujeron así estructuras de poder que no se cuestionaron. Con esa misma lógica Zulay afirma que los procesos electorales no son una fiesta democrática ni la vía para el respeto a los derechos, sino un medio que usa las vulnerabilidades para ganar votos.
Dayana Hernández, compartió sus vivencias y experiencia personal alrededor de la lucha por el reconocimiento de los derechos de las mujeres trans. En este sentido, destacó cómo la incidencia política organizada en cuanto a exigencias a las instituciones públicas ha sido clave para visibilizar y politizar las posiciones y condiciones de las mujeres trans. Así, la educación, la seguridad y la salud pública han sido los ejes de acción de Transvida, organización desde la cual Dayana ha sido activista. De esa forma es como se ha logrado politizar la voz de la mujer trans. Dayana fue candidata a diputada durante la primera ronda de las elecciones 2018, desde donde le cuestionaron sobre si Costa Rica estaría lista para un posicionamiento así, a lo que ella respondió con que estando lista o no, las mujeres trans no pueden seguir esperando por derechos humanos que no deberían ser cuestionados.
Como planteó Rafaella Sánchez Mora, moderadora de la mesa, hay una necesidad inminente de este tipo de discusiones interseccionales como reivindicación de las luchas de grupos históricamente vulnerables, que son víctimas de la más cruda exclusión social. En ese sentido, planteó que las elecciones 2018 fueron un golpe con una realidad que ha hecho a un lado esas luchas y que se ha articulado, entre otras cuestiones, a base de discursos religiosos basados en el odio y la misoginia.
Cada una de estas mujeres nos invita a replantearnos la perspectiva sobre la interseccionalidad en el proceso electoral 2018 en Costa Rica, donde como mencionó Karla, es necesario ser conscientes de los desafíos en cuanto a educación, socialización en las familias y la reflexión y accionar personal que reivindique las luchas, así como mantener posicionamientos firmes en cuanto a la incidencia política como lo ha hecho Dayana. Zulay, por su parte, llama a continuar en las calles esta visbilización de lo interseccional en cuanto a la diversidad de género, étnica y sexual, y así cuestionar e incomodar las posiciones que más bien tergiversan y ocultan el sentido de estas luchas. Luchas que siguen estando más vivas que nunca y que se atraviesan entre sí, permitiéndonos observar las interseccionalidades, en las profundas diferencias y también en las condiciones en común de las cuales hubo un aprovechamiento político estratégico en este proceso electoral caracterizado por el movimiento y dinamismo de categorías transversales que caracterizan a poblaciones vulnerables.
Nota: las fotografías fueron tomadas por Adriana C. Gatgens y por Maynor Barrientos Amador.