El lenguaje inclusivo se refiere a la práctica lingüística que busca desarticular estructuras discursivas tradicionales para cuestionar jerarquías sociales, desigualdades y normas establecidas. Más allá de evitar exclusiones, este tipo de lenguaje desafía constantemente las convenciones del lenguaje para visibilizar críticas a sistemas de opresión. No solo es un posicionamiento político, sino una herramienta de resistencia que interrumpe el discurso dominante, obligando a repensar el poder implícito en la comunicación (Casasola et al. 2025).